Por Felipe Ramos
Hace aproximadamente un mes comencé a tener un fuerte dolor de espalda baja. Tras pasar la etapa más aguda, quedé con un malestar en la espalda, pero a estas alturas de mi vida ya sé identificar que el problema estaba más abajo, pues la rigidez venía desde las piernas y glúteos, sin embargo, todo comienza en la parte superior frontal de las piernas y pelvis, es decir en el psoas.
Si bien el mundo se está reabriendo, en nuestras vidas estamos gran parte de los días sentados mirando en computador, teléfono o televisor, lo que genera un cierto apretón de los músculos y una sensación de que estamos un poco más viejos. He ahí donde entra en acción el psoas, dos músculos que van desde la espalda baja hasta los flexores de la cadera, conectados al fémur. Y son importantes, ya que pocos le prestan la atención necesaria, siendo primordiales para tener una buena postura y evitar dolores más grandes.
Mientras más tiempo pasas sentado y moviéndote menos, los problemas derivados con el flexor de la cadera pueden derivar desde compensaciones mal hechas hasta dolores en las rodillas o malestares que se irradian por la pierna. Además, un músculo del psoas en mal estado puede afectar desde la postura hasta un recogimiento en la zancada, lo que puede arruinar el trote o el caminar.
Un video de yoga pone énfasis en cómo soltar el psoas, mientras otros recomiendan hablar con un especialista al poco tiempo de sentir dolor o rigidez, para así evitar mayores problemas. Además, es bueno elongar y tener una rutina para relajar los flexores, como por ejemplo caminar llevando las rodillas al pecho. Por otro lado, el uso de calor, frío o masajes sirve, aunque este músculo esté tan profundo que muchas veces cueste llegar a él. Por último, es bueno saber que ninguna posición es buena por mucho tiempo, por lo que es siempre recomendable pararse y caminar luego de haber estado un máximo de una hora sentado.