1. Busca conexiones donde aparentemente no las hay: “Yo hago eslabones y ramificaciones. Yo no tengo proyectos, sino que mi trabajo es uno solo. En ese proyecto global emergen distintas historias y relatos, y en este caso en particular está la ecología y el cambio climático. Eso tiene que ver con que abordamos los mismos problemas, pero desde otro lado, ya que incluye la crisis migratoria por sequía y hambruna”.
2. Trabaja como un artesano, y no esperes que llegue la inspiración: “Yo no creo en eso de que me llegó la inspiración, aunque haya gente que piense así. Para mí, los mismos proyectos te llevan a otros proyectos. Ahora mismo tengo en carpeta montones de ellos que tengo que comenzar a ver cómo atacar. Cuando hago un proyecto se me van ocurriendo cosas y veo cómo los voy entrelazando y trabajando”.
3. La práctica hace al maestro: “A veces voy en la micro o caminando o en bicicleta y se me ocurre una idea y me pongo a trabajar. En ese sentido soy como el deportista que siempre se está entrenando. A mí me emociona el desarrollo del proyecto más que la puesta en escena”.
4. Apóyate en tu equipo: “Alguna vez estuve a punto de llorar de cansancio por todas las problemáticas del proyecto, pero uno sigue luchando y en el equipo empiezan a ayudarte en algo puntual y al final terminan siendo parte de la obra. Entre todos lo levantamos y eso es muy importante, lindo y necesario. Tú haces creer al resto que puede ser posible”.
5. No te des por vencido: “Si pensaría que algo me puede frenar no haría lo que hago, porque hay que ir más allá. Siempre hay que pensar que se va a lograr de una forma u otra, y eso es un motor clave”.