Es difícil pensar que ya han pasado dos décadas del atentado a las Torres Gemelas, con esos dos aviones de pasajeros que se incrustaron en ambas torres del World Trade Center de Nueva York, matando a miles de personas y creando una herida tan grande que hasta hoy es difícil de cerrar. Dos guerras –que nos damos cuenta que no sirvieron de nada- después, y muchos más muertos, es bueno volver a ver esas imágenes de una ciudad que se supo levantar rápidamente gracias a la labor de sus bomberos, policías, paramédicos y voluntarios que no dudaron en poner sus vidas en riesgo a la hora de tratar de salvar a vidas inocentes.
En un artículo en The Atlantic, el fotógrafo Eugene Richards repasa parte del trabajo que realizó en los días posteriores al 11 de septiembre de 2001, en los que se puede ver el dolor y la esperanza en rostros anónimos.