Gustavo Viani, o simplemente VIANI, es un artista criado en Venezuela que en 2002 tuvo que huir de su país por la crisis política y se instaló en Barcelona, España gracias a que tenía raíces italoespañolas. Fue la capital de Cataluña la que le permitió avanzar hacia una autonomía ilimitada de expresión a través de la pintura y como artista de tatuajes. De acuerdo a él mismo, su arte es un fuerte grito de libertad, sosteniendo que “es la herramienta que me libera de las ideologías políticas”. Usando la pintura como si fuesen olas de tinta china, Viani logra crear trabajos profundamente emotivos, expresando en cada pincelada una dicotomía de amor e ira, dos opuestos que se revelan y se reconcilian por medio de la elección de color: blanco y negro. Dentro de sus características están las pinceladas gruesas y los movimientos circulares como si fuesen olas en una tempestad, las que se hacen eco del impresionismo abstracto.
De acuerdo a su biografía, su fuerte aplicación del pigmento en formas no representativas ha sido influenciada por su crianza y una infancia difícil, empañada por la censura y la restricción de la emancipación intelectual y expresiva. La declaración artística de Viani es, por tanto, una expresión intransigente de la libertad que se le negó durante sus años de formación.